Ocurrió en la base de Florida. Luego de una misión de bombardeo, regresaron a dicha base tres Potez 25 TOE de la Segunda Escuadrilla. Al poco rato se presentaron varios Curtiss Osprey bolivianos que empezaron a bombardear la pista con la intención de destruir nuestros aviones en tierra. Apenas iniciado el bombardeo, ordené a los soldados de mi destacamento (yo era Teniente en aquel entonces) remolcar los aviones a sus escondites dentro del monte. Los bolivianos, por suerte, no eran muy precisos en sus bombardeos y nos dieron tiempo de guardar los aviones en los refugios, pero una de sus bombas cayó a unos 10 metros de donde yo estaba y una esquirla me penetró en la pierna izquierda, hiriéndome. Aún así, logré llegar a mi refugio, pero no así mi ayudante, quien murió destrozado por otra bomba. Las explosiones empezaron a incendiar el bosque, con el peligro que el fuego consumiera a los Potez, por lo que volví a ordenar a mis soldados que saquen nuevamente las máquinas a la pista. Una vez allá, nos montamos en la cabina del artillero y empezamos a disparar con las Madsen. Los bolivianos, una vez que agotaron sus municiones, volvieron a su base.
Los tres Potez quedaron intactos y por esta acción, recibí una Citación de Guerra. Fui luego evacuado a Asunción por mis heridas. La esquirla de bomba que tenía en la pierna se alojó en una zona muy delicada y para extraerla, se debían tocar algunos tendones. El médico me aconsejó esperar un tiempo. La herida finalmente cicatrizó y volví al Chaco hasta el final de la Guerra. Han pasado casi 70 años de la finalización del conflicto y la esquirla sigue allí, en el mismo lugar, sin causarme mayores molestias.
(*) Ex-Jefe de Mantenimiento de la Aviación en Campaña
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