Corría el año de 1997 y estaba yo muy entusiasmado en participar del 3º Congreso Internacional de Historia Aeronáutica, en Montevideo, Uruguay. Aquel viaje sería para mí muy emocionante, ya que era también la primera vez que visitaba tierras uruguayas y me encontraría con muchos amigos con los que había mantenido correspondencia por varios años. El 737-200(1) de PLUNA aterrizó en el Aeropuerto Internacional de Carrasco y luego se estacionó en la plataforma. Cuando iba descendiendo del avión, me di cuenta que en el mismo vuelo habían viajado tres importantes “personajes” del Ministerio de Industria y Comercio de nuestro país, que por la conversación que pude escuchar, venían en misión oficial. Normalmente, los pasajeros caminaban desde el avión hasta el edificio de la terminal de pasajeros, salvo aquellas personas VIP, para las cuales, había una camioneta tipo van con aire acondicionado. Los personajes del ministerio venían descendiendo de la escalerilla detrás mío, mientras yo observaba que una simpática señorita desplegaba un cartel con mi nombre. Me acerqué y se desarrolló el siguiente diálogo:
-...”Yo soy el Lic. Sapienza”...
-...”Mucho gusto, Lic. Sapienza; Por favor acompáñeme “...,pasando a ubicarme dentro de la camioneta. Acto seguido, subieron los personajes del ministerio, con caras de “y éste, ¿quién es?”, bien dibujadas en sus rostros. Me adelanté y me presenté:
-...”Mucho gusto, señores. Soy el Lic. Antonio Sapienza”...; Cada uno se fue presentando con la totalidad de sus nombres y apellidos y los pomposos cargos que ostentaban en el ministerio y la importantísima misión que llevarían a cabo en tierras uruguayas. Uno de ellos, el más veterano y del cargo más “largo” , picado por la curiosidad que un “Juan de los Palotes” esté compartiendo la misma camioneta con tan “distinguidas” personalidades, me preguntó:
-...”Y dígame Lic. Sapienza, ¿cuál es el motivo de su viaje a Montevideo?”...
-...”Vengo a participar de un congreso internacional de historia aeronáutica, con una ponencia de nuestro país”....
-...”Aaahhh, ¡qué bien!..., exclamó poco convencido el Dr. fulano de tal.
Pero aquí no acabaría todo. La camioneta se detuvo frente a la terminal de pasajeros; Como había sido el primero en subir, fui el último en bajar. Los tres personajes del ministerio no fueron recibidos por nadie, y eso que tenían una “importantísima misión que cumplir”. Acto seguido, descendí de la camioneta y al menos unas diez personas de la Academia de Historia Aeronáutica del Uruguay, todas ellas en riguroso traje, me recibieron muy cálidamente, ante la incrédula mirada de los personajes del ministerio. Fui llevado al salón VIP del Aeropuerto, mientras me encontraba con más amigos. Los personajes del ministerio, seguían esperando ser recibidos, ...en el pasillo. Luego de unos 30 minutos, recibí mi equipaje en el salón VIP y en caravana, me llevaron hasta un automóvil particular, mientras los personajetes tuvieron que tomarse un taxi porque nadie se acordó de ellos....
(*) Historiador Aeronáutico
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