domingo, 3 de octubre de 2010

Anecdotario Aeronáutico - 5. Un DC-10 en tirabuzón sobre el Atlántico

Gral. Brig. Aér. (SR) Luis Alberto Faría Portillo (*)

  He tenido innumerables anécdotas a través de 30 años de mi carrera profesional pero creo que la que más me ha marcado es la que voy a relatar a continuación. Me sucedió cuando tripulaba un vuelo regular Bruselas-Madrid-Asunción en un M.D.D. DC-10-30 de LAP. El Comandante de dicho vuelo era el Gral. Cesar Cramer, siendo yo su co-piloto. Habíamos despegado de Barajas con toda normalidad y estábamos en vuelo recto y nivelado sobre las Islas Canarias a unos 35.000 pies. De repente, el avión empezó a vibrar armónicamente y perder velocidad, a tal punto que al desligar el piloto automático, realizó una súbita cabrada (nariz arriba) y posterior banqueo de ala hacia la derecha, iniciando un tirabuzón, con rápida pérdida de altitud y girado en barrena. Inmediatamente, tanto el Comandante Cramer como yo intentamos por todos los medios estabilizar la aeronave, pero los controles nos respondían. Se generó una verdadera emergencia pues perdimos 10.000 pies de altitud  y luego de la tercera vuelta del tirabuzón, logramos nivelar la aeronave milagrosamente.

  Fuimos severamente observados por el Control de Tráfico Aéreo de Canarias, por descender sin autorización. Inmediatamente le comunicamos que habíamos perdido momentáneamente el control del aparato, a los que nos contestaron si nos declarábamos en emergencia. Ante una serie de pruebas que realizamos con el Cmdte. Cramer nos dimos cuenta que el avión volaba sin ningún problema, y solicitábamos ascender a nivel 310, lo cual fue autorizado, no presentándose ningún otro contratiempo en las restantes 10 horas de vuelo hasta Asunción, donde aterrizamos sin problemas.

  Pero la cosa no terminó allí, ya que al acercarnos a la manga asignada en el Aeropuerto Internacional Silvio Pettirossi de Asunción, el personal de mantenimiento de tierra, nos comunicó vía interphone, que faltaba parte del empenaje. Con gran asombro y todavía incrédulo, creyendo que se trataba de una broma de mal gusto, bajé inmediatamente del avión para chequear y cual fue mi sorpresa en ver que se habían desprendido los dos profundores horizontales, quizás por el esfuerzo a que fue sometido el aparatos durante el brusco descenso antes mencionado. Dichos timones de profundidad tienen más o menos el tamaño del ala de un DC-3 y al caer desaparecieron en las aguas del Océano Atlántico. No podía creer lo que mis ojos veían y por sobre todo la suerte que tuvimos todos nosotros los tripulantes del N602DC (o cariñosamente “Delta Charlie”) y de los 160 pasajeros....

 (*) Ex-piloto de LAP. Ex Comandante de la Primera Brigada Aérea de la FAP. Anécdota publicada originalmente en el libro “La Historia de Líneas Aéreas Paraguayas” del autor.


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