Al iniciar el servicio de desayuno en un vuelo de LAP, ya se habían repartido las primeras bandejas. Una de las azafatas ofrecía té o café a cada pasajero. En una de las hileras, un pasajero sentado en la ventanilla, en un acto desesperado, cuando la azafata le estaba ofreciendo té o café, le arrancó la jarra de café y no se le ocurrió mejor lugar para utilizarlo como vomitorio, ante la incrédula mirada de la tripulante y de los pasajeros. Obviamente, nadie más quiso tomar café...
(*) Ex-Azafata de LAP.
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