Era un rutinario vuelo PZ801 (Frankfurt-Bruselas-Madrid-Recife-Asunción) en un Boeing 707(1) de LAP en el que formaba parte de la tripulación junto a los Comisarios de abordo Gustavo Cáceres, Negro Giménez y Francisco Chiola, con el Tcnel. Blas Ramírez al comando de la aeronave. Teníamos sin embargo un pasajero muy especial; Era de nacionalidad chilena que estaba siendo deportado de Alemania. Al despegar de Frankfurt con destino a Bruselas, nos solicitó sus documentos, pero el supervisor del vuelo se negó rotundamente. El pasajero entró en cólera y amenazó al personal de vuelo. El supervisor no tuvo mejor idea que decirle que sus documentos estaban en poder del piloto de la aeronave, pero el pasajero seguía amenazando, llegando al extremo de decir que se cortaría las venas y que esparciría su sangre sobre los pasajeros, enfatizando que había niños y que no tenía nada que perder.
De alguna manera la situación fue controlada y el vuelo llegó a Bruselas. Aparentemente el pasajero se había calmado y el vuelo prosiguió a Madrid. En aquel tramo, se sirvió un snack y toda la tripulación ya estaba al tanto de la situación y en alerta ante cualquier movimiento del personaje en cuestión. Cuando retiré su bandeja, me percaté que habían dos mangos de afeitadoras desechables sin las hojas de afeitar, por lo que alerté a Negro y Gustavo para que lo registraran en caso que vaya al lavabo. Unos minutos después, dicho pasajero se levantó de su asiento y se dirigió hacia la parte posterior de la aeronave. Los comisarios le pidieron que vaciara sus bolsillos, a lo cual se negó; Le solicitaron entonces que mostrase lo que llevaba en sus manos, y fue en ese momento que intentó herirlos con las cuchillas; Los tripulantes no tuvieron otra opción que echarlo al piso, reduciéndolo a golpes. En aquella época, ya no se viajaba con policías y a falta de esposas, se lo tuvo que inmovilizar en un asiento con cinta de embalaje. No me imagino lo que habrán pensado los pasajeros al ver semejante espectáculo.
Una vez en Madrid, solicitamos a la Policía Española que lo bajaran del avión, pero el sujeto prometió que se comportaría bien por el resto del viaje. Al parecer la idea de quedarse a cargo de los españoles le asustó ya que la policía de aquel país tenía fama de terrible. Efectivamente, no hubo más sobresaltos en el resto del viaje, pero cuando pedía alguna bebida y por las dudas, le colocamos un somnífero. Como se había tomado como cuatro tragos, el pasajero se durmió plácida y profundamente, tal es así que cuando llegó a Asunción, el personal de tierra lo tuvo que cargar para cambiarlo de avión para su vuelo de conexión a Chile. Cuando despertó, ya estaba en destino.
(*) Ex-Azafata de LAP.
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que hermoso seria volver a tener nuestra propia aerolinea, todo los paises vecinos lo tienen y Paraguay solo esta con el 5% de TAM. Hermosa la foto del Boeing 707, si no me equivoco aun ese avion esta en Paraguay y a la venta. Un saludo muy buena pagina
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