Estaba integrando una tripulación de vuelo con el Coronel Desiderio Cáceres como Comandante del DC-10(1) de LAP y me acuerdo que me acompañaron el comisario Gustavo Cáceres y la azafata Nancy Propp. El vuelo era Madrid-Recife-Asunción y estaba lleno de pasajeros. Al despegar de Madrid, iniciamos el servicio de cena estando yo a cargo del carrito de bebidas. Uno de los pasajeros me pidió un whisky doble y cuando me disponía a prepararlo, me di cuenta que en una mano tenía como media docena de pastillas. Enseguida le pregunté para que eran, contestándome que para la jaqueca. Ya sirviéndole un jugo de naranja le expliqué que no se podía tomar medicamentos con bebidas alcohólicas. Aunque fui de lo más amable con el señor, me percaté que no le gustó mi sugerencia. La señora sentada a su lado me miró sumamente agradecida y yo continué con el servicio.
Terminado el servicio de a bordo, se me asignó el primer turno de descanso, al cabo del cual me reintegré a las tareas. Para aquel entonces la mayoría de los pasajeros estaban descansando y la cabina estaba a oscuras. Me encontraba en el galley de guardia cuando de repente escuché gritos y sonidos de puños en la cabina de pasajeros, por lo que tomé una linterna y me dirigí hacia allá; Cual fue mi sorpresa al ver todo un espectáculo de lucha, tipo “Titanes en el Ring” en plena oscuridad. Inmediatamente me di la vuelta y me dirigía hacia la posición de mi compañero de guardia para solicitar ayuda cuando siento que detrás mío se me abalanzaba alguien; apuro la marcha y al entrar en el galley vi que era.....”el pasajero de las pastillas”; Estaba totalmente fuera de si, golpeando y arrojando todo lo que encontraba a su paso; inclusive, llegó a arrancar el teléfono de comunicación. Yo quedé atrapada sin poder hace nada (era el galley posterior) hasta que volvió a salir. Inmediatamente encendí las luces de la cabina para dar alerta a mis compañeros, pero el pasajero estaba empujando los asientos y aplastando a los demás pasajeros que estaban en su camino, al tiempo de ir gritando: ...”te voy a matar, te voy a matar!!...; Sos Satanás!!, Satanás!!!!...., señalando a la señora que había estado sentada a su lado (que resultó ser la madre del pasajero).
Alertados, los comisarios se presentaron a la “escena” e impidieron que el pasajero siga agrediendo físicamente a nadie; Hicieron una suerte de “sandwich humano” y lo fueron llevando con mucha cautela hacia la parte posterior de la aeronave. Con sumo cuidado, lo sentaron en uno de los asientos destinados para la tripulación y le aseguraron con el cinturón de seguridad. La madre, toda temblorosa, se acercó con unas pastillas y me pidió por favor que se las diera, pues estaba en tratamiento psiquiátrico y lo llevaba de regreso a casa. El lío empezó cuando otro pasajero intentó detenerlo cuando estaba golpeando a su propia madre. Afortunadamente, luego de tomar sus medicamentos, se tranquilizó y el vuelo prosiguió normalmente. Realmente fue un pasajero que puso a prueba nuestro nivel de adrenalina...
(*) Ex-Azafata de LAP.
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