En una oportunidad, llevé a un pasajero en un Cessna 182RG(1) cerca de la ciudad de Yutí. El vuelo se desarrolló sin problemas y aterricé en el lugar establecido sin inconvenientes. Dejé a mi pasajero y me dispuse a volver a Asunción. Inicié la carrera de despegue y levanté la aeronave del suelo, pasando por encima de una alambrada en la cabecera de la pista. Habré estado a unos 10 metros del suelo cuando se paró el motor; Reaccioné rápidamente apretando el botón de la bomba auxiliar de emergencia, por lo que el motor arrancó nuevamente. Subí hasta unos 300 pies y probé nuevamente en forma normal, pero el motor volvió a parar. Repetí el procedimiento de emergencia y esta vez volví a ascender hasta unos 6000 pies para probar nuevamente el motor. No había caso, algo no estaba funcionando bien , así que decidí dejarlo con la bomba auxiliar ligada. Afortunadamente, en esas condiciones pude llegar a Asunción sin contratiempos. Luego de una revisión descubrimos que había una falla en la llave; al conectar para que inyecte combustible desde las dos alas al mismo tiempo, el mecanismo cerraba el paso. Había sido que estaba desgastado y la posición correcta era un poco más a la derecha de lo que yo había puesto.
(*) Piloto Aviador Civil.
Anécdota publicada originalmente en el Diario Noticias en su edición del domingo 24 de mayo de 1992.
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