La ausencia de radares, patrullas y otros equipos permite que el cielo paraguayo se convierta en zona liberada para el tránsito de avionetas que traen y llevan cargas de hasta media tonelada de cocaína.
Por Roberto Irrazábal y Lucho Alvarenga
La desidia política existente tanto en el Gobierno actual como en los anteriores ha permitido que Paraguay se convierta en una zona liberada para el narcotráfico, específicamente por la falta de interés en brindar con urgencia la debida atención a la carencia absoluta de recursos mínimos para controlar el espacio aéreo nacional.
Desde hace años, la zona del Chaco paraguayo es para los narcotraficantes un área de libre tránsito para avionetas que traen y llevan toneladas de cocaína anualmente, así como también transportan marihuana, armas, dinero sucio, entre otras cosas.
La responsabilidad del control y resguardo del espacio aéreo nacional es competencia de la Dirección Nacional de Aereonáutica Civil (Dinac) y de la Fuerza Aérea paraguaya respectivamente.
Sin embargo, ambas instituciones no están realizando esta tarea que les compete por falta de recursos, según refieren sus mismas autoridades, quedando así el espacio aéreo totalmente a merced del narcotráfico, que opera además con cientos de pistas clandestinas que se esconden dentro del vasto territorio chaqueño.
PISTAS CLANDESTINAS. Con el espacio aéreo a libre disposición, lo único que resta a los narcos es hallar una pista para bajar o cargar la "mercancía" y reabastecerse de combustible. Este factor tampoco es algún tropiezo para ellos, ya que usan una de las cientas de pistas que tienen casi todas las estancias.
Otra práctica es la improvisación de pistas clandestinas, e incluso hay situaciones en las que las avionetas solo arrojan la droga en vuelo rasante.
El difícil acceso a estas pistas, que se hallan en una zona casi olvidada por el Estado, hace que el Chaco sea el lugar perfecto para el movimiento aéreo y terrestre de droga, y de ahí a otros países.
El fiscal antidrogas Francisco De Vargas señala que, por nuestra ubicación y mediterraneidad, los narcotraficantes utilizan mucho las pistas clandestinas para reabastecimiento de sus aeronaves que son pequeñas y no tienen mucha autonomía de vuelo.
"Usan pistas ajenas o propias, pero generalmente clandestinas que no pueden ser divisadas. Se puede saber dónde está una pista, pero si no hay información sobre el momento en que van a bajar, no sirve", enfatizó.
La ley 1340, en su artículo 46, castiga con multas a quienes tienen pistas no inscriptas en la Dinac o en la Senad.
"Nosotros tenemos conocimiento de que en la propia jurisdicción de esta fiscalía Boquerón y parte de Alto Paraguay existen las denominadas pistas clandestinas, en lugares alejados", subrayó el fiscal de Filadelfia, Chaco, Alan Schaerer.
El jefe de la oficina de la Senad de Mariscal Estigarribia, Dante Medina, sostuvo que el control aéreo es el mayor problema que tienen. Dijo que la mayoría de las cargas se mueven en diversas aeronaves. Sostuvo que ante esta situación, se mueven más en base a trabajos de inteligencia.
Por excelencia, es Bolivia el origen de la cocaína, ya que este país tampoco cuenta con radar ni equipos contra el narcotráfico aéreo. En Santa Cruz o en la zona de Puerto Suárez están las principales bases bolivianas de los narcotrafi-cantes.
ARGENTINA Y BRASIL. Argentina es un fuerte receptor de la droga que sale del Paraguay, también por la falta de radar en las zonas fronterizas como Misiones. Cerca de 220 vuelos por día cruzan desde nuestro país a la Argentina y aterrizan en unas 1.000 pistas clandestinas, según manifestó al diario Clarín Sebastián García Díaz, jefe de la Secretaría de Prevención de la Drogadicción y Lucha contra el Narcotráfico de la provincia de Córdoba.
"Sabemos que los narcos planifican vuelos para ir y volver sin necesidad de reabastecimiento. Entran 100 kilómetros del territorio argentino, bajan su carga y salen de nuevo", detalló a ÚH Virgilio Sánchez, asesor jurídico del departamento Antinarcóticos de la Policía Nacional.
Apuntó que Brasil tiene radares como también aviones Tucano que derriban a las avionetas en caso de que no se identifiquen, por lo que el tráfico a ese país se da más por la vía terrestre.
"La falta de radares es un problema central. Acá la cantidad que se logra incautar en total no llegan a los 1.000 kilos", concluye Miguel Chaparro, jefe de operaciones de la Senad.
RADAR EN EL 2011, PERO SIN COBERTURA TOTAL
El radar que adquirió la Dirección de Aeronáutica Civil entrará a funcionar recién desde enero del 2011 y abarcará el 75% del territorio nacional, porcentaje que no incluye todo el Chaco paraguayo, según refiere el actual presidente de la Dinac, Ceferino Farías.
"Esto se hizo así porque ya es un contrato que se firmó en el 2006 y lo que esta administración hizo fue renegociar el contrato en cuanto a la forma de financiación y ahí ahorramos casi 9 millones de dólares, de los 25 millones que era financiado redujimos al costo de los equipos, US$ 16.800.000", dijo.
Hace 15 años que el aeropuerto internacional Silvio Pettirossi no cuenta con radar, misma situación que atraviesa el puesto de vigilancia en Mariscal Estigarribia, Chaco paraguayo, por lo que las pocas incautaciones que se logran a avionetas se dan por accidentes aéreos o por informes previos.
Farías explicó que para monitorear el espacio aéreo total para la defensa se debe adquirir un radar primario que debe ser adquirido por la Fuerza Aérea e integrado al sistema de la Dinac. La Fuerza Aérea también necesita patrullas para interceptar a los aviones sospechosos que fueran detectados, pero esta realidad sigue siendo lejana por el escaso presupuesto.
La política nacional antidrogas se desarrolla en medio de grandes carencias institucionales y una terrible burocracia en una guerra muy desigual.
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Los mercados y precios de la droga, y la lucha desigual existente.
Fuente: http://www.ultimahora.com/
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