En 1981, pasé dos meses estudiando inglés en la Tulane University of New Orleans. Aquel viaje fue muy importante para mi , ya que por primera vez viajé solo. El vuelo de ida fue con la siempre recordada Braniff International en un M.D.D. DC-8-62(1), un año antes de su triste quiebra. Fue un largo vuelo, ya que partiendo de Asunción, hicimos escala en Lima, donde permanecí casi tres horas, pues los vuelos que venían de Santiago y São Paulo se juntaban con el mío para seguir a Washington, D.C. y Nueva York. El vuelo siguió normalmente hasta su destino final, y luego de pasar unos cinco días en la gélida Nueva York, abordé un 727-200(2) de la también ahora histórica Eastern Airlines con destino a New Orleans.
El vuelo de regreso a Paraguay también tenía que hacerlo en Braniff, pero decidí cambiar mi ruta, para poder volar en una legendaria empresa aerocomercial: Pan Am. Y aquí quiero hacer un paréntesis para explicarles mi metejón con Pan Am. Cuando tenía unos cuatro o cinco años, un tío mío, sabiendo de mi interés por los aviones, me llevó al Aeropuerto de Asunción, pero en vez de ir al edificio de la terminal, no se le ocurrió mejor cosa que llevarme cerca de la pista para poder ver de cerca el aterrizaje y despegue de las aeronaves. Fuimos por la Caballería y nos metimos en un camino de tierra hasta llegar a sólo metros de la pista 02/20. Estacionó su viejo VW Escarabajo y nos aproximamos a la pista. Entonces vimos que un Boeing 707(3) de Pan Am iniciaba su carrera de despegue y luego de recorrer un buen trecho de la pista, se elevaba majestuosamente frente nuestro; ¿Ustedes se imaginan lo que significaba ese espectáculo para un niño de sólo cinco años?. Recuerdo que el Tío José sacó una serie de fotos mientras el jet despegaba y hasta recuerdo que se puso tan cerca de la pista que cuando pasó la aeronave, la turbulencia casi lo echó al piso. Estábamos tan ensimismados con el grandioso espectáculo que no nos dimos cuenta que una camioneta del Aeropuerto venía hacia nosotros. Se bajaron dos personas y hablaron con el tío; no escuché la conversación pero me imaginé que le habrían llamado la atención por estar en aquel lugar. Lo que sí que tuvimos que abandonar el lugar, pero....¿quién nos quita lo bailado?. Ese acontecimiento, ahora tan lejano ya, hizo que dijera que algún día volaría por Pan Am.
Bueno, mi oportunidad llegó en 1981, casi 16 años después de aquella aventura. Fui primero a la oficina de Braniff en New Orleans para que me endosen el pasaje a Pan Am y luego a la de Pan Am, quienes me emitieron un nuevo billete. Haría entonces el trayecto New Orleans-Miami-Río con Pan Am y luego Río-São Paulo-Asunción con LAP. Yo contentísimo, pues no solamente viajaría con aquella legendaria empresa aérea, sino que también volaría por primera vez en nuestra propia línea aérea, LAP.
El vuelo New Orleans-Miami fue en un 727-100(4) y se desarrolló sin problemas. Al llegar a Miami me enteré que el vuelo a Río estaba demorado. Pasaron las horas y nada. La gente empezó a protestar y cuando nos dijeron que el vuelo se cancelaba hasta el día siguiente, ardió Troya. Los pobres empleados de la más famosa línea aérea no tuvieron otro remedio que ponernos a todos en hoteles para poder pasar la noche. Al día siguiente, nos embarcamos en un 747-100(5), pero salimos muy retrasados; ¡Wow!, estaba en el famoso Jumbo Jet. El vuelo fue impresionante, aún cuando descendiendo hacia Río entramos en un frente con mucha turbulencia, pero aterrizamos sin problemas. Cuando íbamos carreteando, vi a través de mi ventanilla que llegaba tarde para tomar el vuelo de conexión de LAP a Asunción, pues claramente divisé un 707 de dicha empresa ya saliendo. Bueno, que va; tendré que pasar la noche en un hotel, pero sólo tenía 50 Dólares. Una vez terminados los trámites en inmigración y aduana, y recorriendo los mostradores me di cuenta que los próximos vuelos a Paraguay eran al día siguiente. Fui al hotel del Aeropuerto y estaba lleno; ¿Que haría toda la noche allí?.
Luego de hacer más averiguaciones, fui conciente de que con 50 Dólares no podía salir de Galeão e ir a un hotel y luego volver, pues no me alcanzarían. Me resigné a tener que pasar la noche en el Aeropuerto. Temía sin embargo quedarme dormido en el hall de espera y que al despertar no encuentre mis valijas. Luego de un largo proceso de análisis, no se me ocurrió mejor cosa que.....”¡¡¡tratar de dormir encerrado en un baño!!!!!”.
Y así lo hice. Fui y me encerré en uno de los sanitarios, poniendo las valijas a cada costado del inodoro y traté de dormir. En realidad, sólo dormité hasta las 4:30 AM, cuando los limpiadores empezaron a realizar sus tareas. Salí del bañito, me lavé la cara y de vuelta al hall. Para no aburrirme, me puse a leer y alrededor de las 7:00AM, fui a una cafetería y desayuné. Mi vuelo en LAP era para las 7:00PM, por lo que tendría que esperar otras doce horas; ...¿Y si voy en VARIG, que tenía un vuelo a la mañana?. Fui al mostrador de dicha empresa brasileña y pregunté; No había espacio, pero me podían poner en lista de espera. No tenía nada que perder, así que acepté. Vuelta a endosar el pasaje en Pan Am.
La espera se hizo tensa y al último minuto, la simpática señorita del mostrador de VARIG me dijo que un pasajero había desistido, por lo que me podían embarcar. Fui el último pasajero que subí al 727-100 de VARIG, que luego de hacer escalas en São Paulo y Foz, llegó a Asunción, terminando así mi largo periplo...
(*) Historiador Aeronáutico.
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Vaya, que interesante, por un momento senti como que era parte de tu historia muy bien redactada.
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